El culto a la Santa Muerte se ha extendido de tal forma en México, que quienes lo profesan han decidido no ocultar más su fervor y han puesto altares en la calle para que cualquiera que requiera su ayuda pueda invocarla.
Para sus devotos, la Señora, como la llaman afectuosamente, es capaz de aparecerse y manifestarse corporalmente o imprimir sus imágenes en diversos lugares. En libros y revistas en los que se promueve el culto, narran las intervenciones milagrosas que han vivido, en los que la Santa Muerte los ha librado de múltiples peligros y les ha ayudado a resolver problemas complicados.
Muchas personas deben sus logros y la resolución de algunos conflictos a ella; por tanto, se ven en la necesidad de adorarla con altares y ofrendas. Su profundo agradecimiento los lleva a rendirle un culto, tal como se hace con los santos o vírgenes.
Cabe mencionar que éste culto carece de relación con prácticas de brujería, hechicería, o satanismo. Aquí no hay misas cristianas, ni satánicas o negras. Las primeras no se hacen porque éste es un altar sin reconocimiento oficial de la Iglesia Católica. Y de la segunda menos, porque no se integra una secta satánica ni de ninguna índole. Más sin embargo la Santísima no es ajena a la religión cristiana.
