Según la tradición egipcia, fue hijo de Isis y de Osiris, difundiéndose su culto desde Alejandría hasta Grecia. Nació sobre lotos y se le consideró símbolo de la infancia en contraposición con el cocodrilo, que simbolizaba la senectud. Este dios fue siempre figurado con un dedo sobre los labios y por eso los griegos hicieron de él el Dios del Silencio. Dentro del gnosticismo universal Harpócrates es el dios que ayuda al Iniciado a penetrar a la Cuarta Dimensión con el cuerpo físico.
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